Vitamina D, la vitamina del sol
Selva Leticia Luna
Bioquímica de la Universidad de Chile, Doctor en Farmacología, docente de la Escuela de Química y Farmacia, Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso
A medida que transitamos desde el otoño hacia el invierno, los días se acortan y permanecemos más tiempo en el interior de las viviendas para protegernos del frío, en consecuencia, nos exponemos menos al sol.
La Vitamina D (Vit D), también conocida como “vitamina del sol”, es en realidad una familia de esteroides que se activan por efecto de la radiación solar en la piel o pueden ser obtenidos a partir de los alimentos y suplementos.
La forma activa de la Vit D se genera mediante una complicada vía metabólica que compromete la piel, el hígado y el riñón. Por la manera de ser transportada en la sangre y de actuar en los tejidos diana, la Vit D es considerada una hormona. Su efecto mejor conocido es la regulación del metabolismo de calcio y fosfato necesarios para mantener el funcionamiento normal de huesos y músculos.
Pero eso es solo un aspecto de la acción pleiotrópica de esta hormona. También se han descrito efectos no clásicos de Vit D, entre ellos su participación en la regulación de la respuesta inmune, la función pulmonar, el sistema cardiovascular, el metabolismo y la cognición.
La deficiencia de Vit D y su consecuencia se hace presente en aquellas condiciones de limitada exposición a la luz UV, como ocurre frente a las bajas temperaturas invernales, a la residencia en latitudes extremas y en el confinamiento propio de la actual pandemia.
En el caso de los adultos mayores, sobre todo cuando presentan limitaciones locomotoras, es frecuente que la producción de la forma activa de la Vit D se encuentre disminuida por falta de exposición al sol, lo que se acentúa por menor actividad de las hidroxilasas que participa en su activación.
Alrededor de un 20% de la Vit D del organismo ha ingresado como parte de los alimentos y se considera un micronutriente. Vit D está presente en alimentos de origen animal como pescados grasos, lácteos, huevos, hígado y otras menudencias y también hongos expuestos a la luz UV. Además, por ser una vitamina liposoluble, es emulsionada con ácidos biliares para su absorción en el duodeno. La ingesta deficiente de este tipo de alimentos, como es el caso de las personas vegetarianas, las condiciones clínicas que comprometen la absorción o aumenten el catabolismo de Vit D, sumado a un estilo de vida con reducida exposición al sol, pueden conducir a una hipovitaminosis.
El año 2020 el Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Chile publicó una propuesta de fortificación con Vit D en dos grupos de alimentos. Estos son la leche, productos lácteos, bebidas vegetales utilizadas como sustitutos lácteos, y la harina de trigo o sus alternativas para celíacos. Esta propuesta está orientada a establecer una política pública de alcance nacional para disminuir la deficiencia de Vit D documentada en la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017 que señala que un 2,5 % de la población, en todas las regiones del país, presenta deficiencia severa de Vit D.
En este contexto, un 59% de las personas mayores presentan algún grado de deficiencia y un 30% presentan insuficiencia de Vit D. Para que ellos puedan alcanzar los niveles de vitamina que mantengan la salud musculoesquelética recuperando la tonicidad muscular y la funcionalidad motora se requerirá suplementación. Sin embargo, aún es controversial si este tratamiento genera el beneficio de contrarrestar la senescencia acelerada asociada a la deficiencia de Vit D fuera del sistema esquelético.
El diagnóstico de la deficiencia de Vit D se basa en pruebas de laboratorio que miden la concentración del metabolito 25 hidroxi-vitamina D (25OHD) en suero. Éste se usa como biomarcador del estado general de la Vit D. 25OHD se puede medir con el método rutinario automatizado de tipo inmunoensayo o un método más sofisticado como la cromatografía líquida con espectrometría de masa en tándem (LC-MS/MS), que es altamente sensible y se considera actualmente como método de referencia.
Si bien diversas organizaciones difieren en los valores que delimitan los estados de suficiencia, insuficiencia, deficiencia y deficiencia severa de Vit D, en lo cotidiano se acepta como rango óptimo los valores entre 20 y 50 ng/mL aplicable a hombres y mujeres de todas las edades. Aun así, se debe considerar que los requerimientos pueden variar de un individuo a otro y que no hay consenso en los puntos de corte que definen lo óptimo o suficiente para un estado saludable.
Estudios observacionales señalan que niveles bajos de Vit D están asociados a riesgos de fracturas, caídas, limitaciones funcionales, algunos tipos de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares, sin embargo, no está clara su relación causal. Una revisión sistemática reciente, centrada en adultos que no presentan signos o síntomas de deficiencia de Vit D, reportó que no hay evidencia suficiente, a favor o en contra, para recomendar la pesquisa y tratamiento en este tipo de pacientes asintomáticos.
En este sentido, el diagnóstico y manejo del déficit de Vit D debe estar basado en la consideración de la condición específica del paciente, las pruebas de laboratorio, las oportunidades de suplementación frente a sus necesidades y la evidencia de posibles riesgos y beneficios.
Bibliografía:
1.- Leiva, C., Borzutzky, A., Le Roy, C., Rojas, L., 2020. Deficiencia de vitamina D: propuesta de modelo chileno para una política nacional de fortificación alimentaria. Temas de la Agenda Pública, 15(124), 1-18. Centro de Políticas Públicas UC.
2.- US Preventive Services Task Force. Screening for Vitamin D Deficiency in Adults: US Preventive Services Task Force Recommendation Statement. 2021. JAMA.;325(14):1436–1442.